Viaje a Ciudad de Buenos Aires hace unas semanas y me alojé en este pintoresco hotel ubicado en San Telmo a dos cuadras del Parque Lezama, donde los fines de semana por la tarde se puede pasear con total tranquilidad conociendo la feria que se arma en el mismo parque. La ubicación me permitió conocer el barrio y las inmediaciones prácticamente caminando. Las habitaciones hermosas, impecables, sábanas y toallas de primer nivel. Buena conexión de wifi en todas partes y el desayuno muy completo, con medialunas, manteca, dulces caseros y dulce de leche, tortas, budines, tostadas, fiambre y huevos para iniciar una jornada de lo más enérgica. El hotel es una casona vieja muy bien reciclada, conserva los pisos originales en los patios, lo cual le da un toque de antigüedad justa para sentirse en el corazón de las casonas de Buenos Aires. Por la noche es fácil encontrar un bar cercano abierto para tomar una cerveza o comer una picada. La atención muy buena y agradable!.