Uno piensa que va a alojarse en un bungalow en medio del bosque, pero en realidad son casi dos manzanas de duplex muy pegados, interconectados por vereditas sinuosas y escaleritas, y la parquización que se publicita en realidad se encuentra a los costados de dichas veredas.
Si salís al balcón saludás a todos los que pasan, se ve todo.
Si te toca un primer piso preparate para subir y bajar las valijas, los chicos y la abuela cuatro veces por día.
Agotador.
No hay ningún bosque de dos hectáreas.
Para ir al restaurante o a la pileta o a la recepción hay que caminar bastante, si llueve te la regalo.
El auto hay que dejarlo en la calle y no hay seguridad.
En temporada baja no hay juegos para niños y en temporada media las piletas cubiertas parecen la Bristol en enero.
Colchones viejos lograron que no descansáramos bien, hay mucho personal de servicio , algunos buena onda -no todos-
Además está lejos de la playa, frente al centro comercial.
En temporada baja bastante tranquilo, en verano súper ruidoso.
Los pavos reales andan sueltos por el complejo y dan una nota muy simpática, a mí me gustaron.
No sé las suites nuevas pero los dúplex se quedaron en el tiempo.
La pileta del spa de adultos es muy linda.
Bastante útil me pareció la pileta de niños, pero los vestuarios son compartidos (?) y está llena de cloro.
Hace falta un salón intermedio pero como no voy a volver no me hago problema.
Averigüen porque hay un ascensor para ir al desayunador que queda en primer piso.
No dan batas en el spa salvo que contrates algún masaje, pero hay toallas.
Ah y la obligación de usar gorro en las piletas ( te los dan) parece que formaras parte de un equipo de natación 😂