Hace varios años que vamos y desde un primer momento nos sentimos como en nuestra casa. Todo es muy lindo y agradable. Hay cuidado por los detalles, la decoración es cálida y alegre, la atención siempre impecable y el desayuno riquísimo (jugo recién exprimido, dulce y pan casero, medialunas, jamón, queso, variedad de frutas, yogur, cereales). Analía y Marcelo generan un ambiente muy relajado, donde todo fluye con armonía y naturalidad. La primera vez, superaron nuestras expectativas y cada vez que vamos, nos vuelve a encantar.Más
- Piscina
- Playa
- Restaurante
- Servicio a la habitación