Tiene una interesante infraestructura muy desaprovechada y mal mantenida, los servicios son escasos, el desayuno limitado, no hay ningún otro servicio de comida teniendo instalaciones para ello. Las habitaciones son amplias con variado mobiliario de regular calidad, buenos colchones y ropa de cama y toallas. El equipo de aire acondicionado y el televisor funcionaban correctamente igual que la pequeña heladera vacía, no había ningún vaso ni siquiera en el baño. La puerta de entrada presentaba marcas de óxido y quemaduras por reparaciones que no fueron pintadas, en varios paños las paredes estaban descascaradas. Me tocó un baño carente de revestimientos cerámicos, mal conservado, con buena presión de agua. La carpintería exterior oxidada, un balcón de escaso uso por estar a la sombra todo el día y carecer de alguna iluminación para la noche. En la planta baja tiene un salón de estar y comedor amplio, sencillo pero agradable que no se aprovecha por falta de servicios. Lo bueno del hotel son las piletas descubierta y la cubierta , ésta parece que no se pinta hace mucho tiempo, y la salida directa al mar a través de un jardín con sombrillas, y buenas reposeras, aunque están descuidados el pasto y los juegos infantiles. La explotación de la playa es independiente del hotel y allí hay un parador con algunas comidas, además de alquiler de carpas y sombrillas e instalaciones sanitarias. Ofrece el hotel un sector de cocheras descubiertas pero el edificio tiene un garage que no utilizan. La limpieza en las partes generales es buena (había pocos huéspedes) pero en la habitación es superficial. En cuanto al personal la atención más cordial recibida fue de los guardavidas y la camarera del comedor. Es un absurdo que en un hotel con tan pocos servicios y, por la época del año, escasa ocupación, nos hayan obligado a usar pulseras de identificación.