No lo recomiendo en absoluto. Las razones son varias pero solo algunas para destacar es que los precios no se condicen con el tamaño ni calidad de las habitaciones. Si uno no reserva en alguna de las premium (no fue nuestro caso) se va a encontrar con unos nichos incomodisimos y construidos con una fslta absoluta de criterio de dinensuones ridiculas que demuestran uja tital falta de amor en el diseño y la construcción. Por ejemplo la mampara del baño hace tope con el labatorio lo cual dificulta la entrada a la ducha y además le puso una fecha de vencimiento al vidrio que explotará con el primer niño que entre a ese baño. Además la ducha está pensada para pigmeos. Otro diseño absurdo son las ventanas que son diminutas. Supuestamente uno decide esperarse en ese hotel por la prixidad con las sierras y sus paisajes. Otra cosa increíble es que a no sé quién se le ocurrió plantar una enorme barrera de eucaliptus y cedros entre el hotel y las sierras obstruyendo totalmente la vista panorámica. El hotel se debería llamar El Mirador de los Eucaliptus
Otra cosa incomodisima es que la recepción y el restaurante, por ende también el desayuno, está en un edificio independiente a unos 100 mts del hotel. O sea que en invierno hay que morirse de frío para llegar al desayuno a la mañana temprano. O lo mismo a la noche si uno decide comer ahí. A todo esto el desayuno es pauperrimo. Ni siquiera hay tostadora para el pan y el café es nauseabundo. La noche que decidimos cenar en el restaurante pedi cordero y me trajeron unos miseros retazos de pura grasa y prácticamente nada de carne. Evidentemente era carne de una oveja vieja, lo sé porque me dedico a eso.
Pero lo peor de todo fue el agua que salía de las canillas. Ni bien llegamos notamos el agua turbia del inodoro. Pensamos que lo habían usado antes de que entramos al cuarto. Luego pusimos a llenar la bañadera y nos encontramos con que el agua salía directamente marrón, como si estuviera podrida y se hubiera mezclado con la del pozo ciego (teoría que no descarto). Cuando fuimos a la mañana a presentar la queja en la recepción nos atendió un joven de anteojos sumamente irrespetuoso que de una manera insolente nos respondió que eso era normal porque el agua era de pozo. Yo le respondí que vivo en una zona rural y siempre tuve agua de pozo y jamás me salió de ese color. Entonces me respondió que ahí era normal que saliera así y que incluso se podía tomar. Por poco este maleducado me dijo que no lo molestara con mis ridiculeces.
Mi consejo es que traten de evitar este hotel a toda costa.