Pasamos una semana allí, del 11 al 17 de enero de 2020.
No hay palabras que puedan expresar la experiencia en pleno, pero “maravillosa” se acerca bastante.
El lugar esta alejado del centro, a unos cuantos metros de la ruta, por lo que la sensación de tranquilidad, paz y silencio es completa.
Nosotros nos alojamos en una habitación de la hostería, amplia y con todo lo necesario para pasar unos días de descanso. Impecable!
La limpieza es para destacar. Todo estaba muy limpio y bien cuidado.
Tiene cocina bien equipada, un baño con bañera, TV, placard, aire acondicionado, hogar a leña, y hasta libros para quien quiere aprovechar y leer. También hay estacionamiento techado.
Y a pesar de estar en el sector de la hostería, no se nota que tenes vecinos del otro lado de la pared. Hay mucha privacidad.
Cuenta con parrilla, una hermosa galería con hamaca paraguaya y un juego de mesa y sillas para poder sentarse afuera a comer o tomar mate disfrutando el jardín, que es grande, lleno de declives naturales y bien parquizado.
La pileta se encuentra en uno de esos declives, por lo que no se ve directamente desde las habitaciones, dando mas privacidad.
Es un lugar donde no te imponen horarios para desayunar, ni hacerte la habitación, ni usar las instalaciones ni nada. Es para llegar, guardar el reloj en la valija y sacarlo cuando te vas.
Palabras aparte para Mark, dueño y regente del lugar, que con su calidez y su silenciosa presencia siempre esta a mano para ayudarte a que la experiencia sea mejor y no te falte nada, pero sin invadirte.
Gracias Mark por todo!
Volveremos pronto!
Pablo y Vero