Viajé sola y por trabajo. Me hospedé en la suite, hice la experiencia de los baños de Azur y cené dos noches en La Despensa... Pero antes de hablar de la calidad de la habitación, de la comida y del spa, quiero poner en valor la calidad humana que hay en este hotel. Calidad que es calidez, familiaridad, abrigo, mimos, cuidados y contención.
Llegué realmente enferma, con una gripe que me hizo temer que quizá al día siguiente no podría levantarme a hacer el trabajo por el que había viajado a Córdoba. Ya en la recepción, con el check-in, Abigail me preguntó si quería que me fueran a comprar algo a la farmacia. Me llevó la valija y cada vez que me cruzó ese y los días siguientes me preguntó cómo estaba. A la tarde, en la recorrida que suelen hacer para los huéspedes, tanto Matías como Daniela estuvieron también pendientes. En lugar de vino, me sirvieron un té con miel, limón y jengibre que era para resucitar a una muerta. Y al que le tengo que reconocer agradecer su eficacia.
En el spa, Natalia (la encargada) también estuvo pendiente de esta situación. Destacó realmente su trabajo más que de encargada. La vi dos días. Y estaba cubriendo el puesto de recepcionista a la vez que hacía el suyo y estuvo en absolutamente todo los detalles. Y Meli me hizo unos masajes relajantes que también ayudaron muchísimo a mi mejoría.
Y hasta Santiago, el gerente general, que es uno más y está cuidando cada mínima cosa, estuvo al tanto de todo. Así que lo primero y más valioso para mí es este gran equipazo, que funciona como una familia. Y en esto también se nota lo "boutique".
Ahora, hablemos un poquito de los otros servicios. Por mi trabajo, puedo decir que soy una viajera experimentada en hoteles de calidad y de lujo. Azur realmente califica como tal. La habitación tenía todas las comodidades mínimas que se le debe exigir a un hotel: silencio, privacidad, limpieza, una cama confortable y una ducha perfecta (temperatura y presión del agua).
Lo que lo vuelve sofisticado es la cantidad de valores agregados que le pusieron a este piso mínimo: fragancia exquisita, máquina de café, frigobar, tés y equipo de mate, pava eléctrica, cama king con un menú de almohadas a la carta, amenities excelentes con shampoo y acondicionador de yerba mate con dispenser para usar a voluntad (por mi pelazo largo y por la cantidad, siempre tengo el problema de que no me alcanza un solo shampoo y acondicionador), toallas súper mullidas, bata y pantuflas, una tele grande, aire acondicionado frío y calor para regular a demanda y una carta de bienvenida con un agua frutal y algunas delicatessen.
Me queda hablar del restaurante pero me están llamando para embarcar... Infelizmente, estoy regresando. Pero espero volver pronto.