Luego de ordenar un té con medialunas y un café Manasía con un cono de dulce de leche, tardaron más de 30 minutos en servirnos.
El café llegó frío a la mesa.
En el salón se paseaba por las mesas un perro callejero. No tengo nada contra el perro ñ, pero en un lugar que se sirven alimentos debe haber un mínimo de higiene y evidentemente allí no lo había.
Cuando llegamos y ví la Carta, noté que ofrecían unas buenas picadas. Pensé regresar por la noche a degustar esas picadas.
Ante lo acontecido posteriormente y que describí más arriba, decidí que no volvería.
Cuando quise pagar la cuenta, al hacerlo con tarjeta de crédito, se cargaba un sobreprecio del 10%. Inaceptable: Si deciden aceptar tarjetas de crédito, el precio debe ser mismo que en efectivo.
Una vergüenza.
No volveré y no lo recomiendo.
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