La limpieza del hotel en general es buena y las instalaciones cómodas. Ain cuando no cientan con cochera cubierta.
El problema es la atención, el restaurant no prioriza a los pasajeros aun cuando la reserva se hiso con antelación.
Cuando se pide delivery no cuentan con platos ni cubiertos, menos aun de un espacio destinado a tal fin, la opción que brindan es comer en platos rotos o picados en deshuso de la cocina. Resultado: tuvimos que salir a buscar un lugar donde comer.

El horario de desayuno es a las 8:15 debido a compromisos y reuniones pedimos antes el desayuno, el cual se nos nego porque no pueden hornear ni hacer tostadas antes de ese horario.
Es difícil descansar es un sitio ruidoso.1:15 de la noche y es imposible dormir por los gritos en el exterior de la habitación.

Recomendación: si van a parar aquí deben buscar lugares donde comer y desayunar fuera del hotel.

Nos alojamos en familia, de paso una noche. Cenamos en el Molino, y la comida es exquisita, también el desayuno muy casero y recién horneado! El restaurante requiere reserva previa.
Se puede cenar bajo los árboles, pérgolas o en las galerías (en verano)
Las camas son muy cómodas, habitaciones amplias.
Realmente muy recomendable, nos quedamos con ganas de regresar!