Nos quedamos en este hermoso hotel, una casona pensada para disfrutar, durante unos 10 días. Desde el momento 0, el lugar los impactó. La casa es preciosa, con un cuidado al detalle al máximo. Las camas son comodísimas y la casa es fresca. La atención de los dueños, Mercedes y Javier, es constante y siempre se preocupan porque los huéspedes estén bien. Vanina y el equipo de las chicas son excelentes en su cuidado y hacen unos desayunos maravillosos. La ubicación está excelente tanto para disfrutar del centro como para ir a bodegas, muy cómoda. El living es ideal para juntarse a charlar con amigos. Volveremos sin duda alguna!