El edificio en si está muy bien, tiene habitaciones dobles comunicadas lo cual es perfecto para una familia. El desayuno, infusiones con una canasta de panes y facturas con manteca, queso y mermelada y un pequeño jugo sintético, no tiene frutas, ni yogurt. Y la cena es apenas una entrada ( noche de viernes 25 de diciembre: tacos de carne vacuna y algún trocito de cebolla, con masa de empanada, 3 por personas ( equivalente a 3 empanadas pequeñas) y una rodaja de 2 cm de una especie de budín de pan, seco y sin sabor. Las bebidas carísimas. Hay que destacar que hay muy poco personal, que es el que cumplen la función de recepcionista, sirven las comidas y limpian las instalaciones, por lo cual su ropa está manchada. El patio y pileta tienen muy poco aseo y el mobiliario de jardín está desvencijado. No lo recomiendo. No volvería.