Viaje por placer con mi hija pequeña y encontre en el hostel Llanura lo que buscaba, un ambiente hogareño y calido donde se respetan los codigos de convivencia, la limpieza como factor esencial, que es respetada por las pesonas con quienes compartimos espacios. La seguridad, con camara para tener control sobre quien entra y sale. Espacios comunes donde siempre terminas compartiendo mates y charlas y sintiendote en familia. Bello lugar, bella gente. Altamente recomdable para hospedarse solo, en familia, en grupos de amigos. Todo sumado a la amabilidad de los Rosarinos que nos generaron el deseo de volver pronto.