Pasamos cuatro noches en este hotel después de haber estado en otro precioso, así que fue imposible no notar las diferencias. Desde ya destaco la amabilidad del personal, desde las mucamas, pasando por los mozos y los muchachos en la recepción, sin excepciones. Por otro lado, si bien nuestra habitación era amplia y limpia, como daba a la calle San Martín era súper ruidosa. El acolchado de mi cama tenia un agujero notorio, las sábanas no estoy muy segura de que las hayan cambiado. El baño zafaba. La comida de algunos días mucho no me agradó, me resultó medio pesada pero pasa por una cuestión de gustos. Los desayunos abundantes, ofrecían frutas además de facturas y bizcochos. Los teléfonos no andaban y cuando nos tenían que despertar para las excursiones tocaban puerta por puerta. Muy linda la decoración. Dos ascensores que funcionaban correctamente. La ubicación aunque está sobre una calle muy concurrida, no era de lo más linda. Para ir hasta el centro había que caminar 7 cuadras de las cuales 4 eran bastante oscuras. Necesitaría una renovación, una lavada de cara.