Fuí con mis hijos adolescentes y mi mujer a esquiar en temporada de invierno y nos alojamos allí. Un hospedaje cálido y un ambiente muy familiar, con buena atención y habitaciones sencillas pero muy limpias y ordenadas. El desayuno es completo (infusión/café/chocolatada, medialunas dulces, yogurt, ensalada de fruta, manteca y dulce casero, tostadas) y la atención está muy bien. La ubicación es excelente, en pleno centro.
El restaurante es fantástico, una carta tradicional pero variada, destacando las preparaciones de truchas y las pastas caseras que son una delicia.
Muy recomendable, Esquel es caro, y éste alojamiento conserva una muy buena calidad-precio