Un hotel moderno en las afueras de Santa Rosa. En nuestro caso, paramos una noche volviendo del Sur. En ese sentido la ubicación periférica -al costado de la ruta, frente a una estación de servicio- es ideal. La habitación que nos tocó era de buenas medidas, con una cama enorme -algo así como con dos colchones king zise juntos. Una TV enorme frente a ella. Todo muy agradable. Hay que decir que la insonorización de la habitación -en relación a la ruta sobre la que está- no es del todo suficiente. Pero lo que realmente no se entiende es que un hotel de cierta categoría, nuevo, agradable, tenga una cocina realmente cara y espantosa. Pedí un ojo de bife que, o no era ojo de bife, o fue el peor ojo de bife que comí en mi vida. Además, carísimo.