Este Hotel entre la ubicación, la ambientación y la calidez de su gente es una experiencia imperdible si tienen la posibilidad de vivirla. Desde Gisselle que se preocupa de saludar a cada uno de sus huéspedes, pasando por el equipo de chicas que nos atienden con una calidez humana sin igual, el chef y sus delicias gourmet en el medio de la nada y el lugar al lado de un Rio que ali hace un codo y que "hermoso" le queda chico pasar unos días en este paraíso es total y absolutamente recomendable, no se van a arrepentir. Van varios años que voy por allí y es un placer ver que pasa el tiempo y el estilo y detalles NO cambian. Ojala nunca suceda!!! Un descanso realmente inigualable.