La mejor manera de desconectarse, relajarse y descansar. Viajamos mi esposo y yo desde la alocada CDMX y llegar a Lirolay fue caer en algodones. desde que llegas y es la vista....te desconectas y te transportas a otro lado y te olvidas de todo. El solarium que tienen con vista frente a la cordillera y al lago es ideal para tomarse una cerveza, ponerse los audifonos y escuchar música. Las habitaciones estan increibles, con su jacuzzi con vista al lago pero sin perder privacidad. La atencion de Alex, José y los demas chicos es maravillosa. Los chicos siempre estan en continua comunicacón con uno y nos hacen sentir como si fueramos parte qde su equipo y no huéspedes. Un lugar de donde no quieres salirte nunca, a mi me dolió dejar el hotel pero habia que continuar nuestro viaje.