Rerservé el Hotel “El Casco Art” considerando que ofrecían una promoción de descuento del 45% en los valores publicados y que aplicaba en el Programa Previaje. En este contexto y haciendo de cuenta que estaba en un hotel de menor categoría a la que registra El Casco -5 estrellas-, la estadía resultó aceptable. Se advierte que es una excelente propiedad y que ofrece una muy buena vista al lago Nahuel Huapi, asimismo que en su momento debe haber sido un hotel muy glamoroso y que se han hecho mejoras para tratar de mantener el nivel, sobre todo en los espacios comunes como lobby y restaurant. Pero el decaimiento se observa ante una mirada mas detenida. Al arribar una persona de la administración fue quien nos ayudó a ingresar las valijas, carecen de bellboy; el servicio de wi fi es deficitario, se cae aún en horarios en horarios de poco tráfico como madrugada -ellos ante el reclamo siempre señalan que no tuvieron otros reclamos-, los amenities del baño son deplorables, las toallas no son de buena calidad, el resto de la blanquerìa es correcta. Las habitaciones son amplias, poseen alfombras que ya deberían encontrarse reemplazadas y en el caso de nuestra habitación se encontraba con importantes manchas, al igual que parte de las paredes; el mobiliario rayado o marcado. Todo el mobiliario exterior, mesas y sillas se encuentran en malas condiciones, con un simple barniz lucirían mejor. El desayuno es correcto y escueto equiparable a un hotel de menor categoría. El gimansio y la piscina nada relevantes. Publicitan su restaurant como gourmet, es bueno aunque nada extraordinario. Tienen pésimo manejo de protocolos de covid, nos persiguieron con insistencia toda la estadía pretendiendo que estableciéramos horario de desayuno, teóricamente para una mejor organización, pero en los horarios que bajábamos nosotros nunca había más de tres mesas ocupadas y todas las ventanas y puertas cerradas; con lo cual no se entendían los principios de prevención que querían acatar cuando el más importante -ventilación- se incumplía. Por último destaco que dada la ubicación del Hotel, cuentan con un importante problema de climatización ya que por la ubicación las habitaciones se recalientan y por primera vez en 30 años que concurro a Bariloche ininterrumpidamente tuve que dormir con aire acondicionado y ventana cerrada. El personal es cordial. En fin, no resultó ser un Hotel al que volvería, y atento los precios de publican y categoría que se irrogan sugiero alojarse en el Hotel LLao Llao o Alma del Lago de preferir algo céntrico y cenar en restaurant “Il Gabbiano” que claramente es gourmet.