Recibimos la calidad de lo que pagamos, se podría decir que fue un acuerdo justo. Fui a las cabañas, sorprendido gratamente por la habitación principal, por lo espaciosa y por lo grande de la cama, aunque el acolchado y los colchones eran individuales con lo cual había que tratar de no caer en el medio para no hundirte y para no pasar frío. El living/comedor/cocina con dos camas eran del mismo tamaño que la habitación, de más está decir que un poco escaso, operar en la cocina era complicado cuando había gente sentada en la mesa. El baño era promedio, no deslumbraba pero cumplía su cometido, lo único que llegar al punto justo de la ducha era muy difícil, había que regular el Calefon y el agua fría y caliente y a veces no seguía la lógica. Finalmente la tranquilidad del lugar realmente es lo más, ningún ruido excelente para descansar y el jardín interno también ponía un poco de distancia con el B&B, aunque las paredes eran muy finas con respecto a la otra cabaña y de noche se escuchaban las conversaciones, fundamental no tener vecinos ruidosos. El desayuno viene incluido aunque un poco simple, siempre reponían pan y mermelada aunque en Ushuaia con el frío quizás ese desayuno se queda corto. La charla de bienvenida es muy amable aunque quizás se extendió un poco más de la cuenta, siempre hubo predisposición para atender nuestros pedidos que no fueron mucho, el muchacho nos ofreció guardas las tablas en una especie de lavadero aunque declinamos. La ubicación un poco alejada del centro, excelente cuando venís del cerro porque te dejan primero pero larga cuando volves de salir a la noche o de hacer shopping.