No hay palabras que logren describir tan fantástico lugar. Comenzando con la cariñosa bienvenida de Ivor y Pato, los dueños de casa; pasando por todo el staff que te recibe más que amablemente.... te sentís como en tu propia casa. El equipo de la cocina merece una mención especial. Desayunos, almuerzos y cenas, deliciosos, perfectos. Tres de mis familiares tienen un severo nivel de celiaquismo.....Pato y su staff estuvieron hasta en el último detalle para evitar que tuviéramos que preocuparnos. No quiero olvidarme de las viandas que los guías llevan consigo durante las caminatas, para recuperar fuerzas con un rico budín, o sándwich y té caliente durante un alto en el camino, observando las majestuosas vistas por dónde quieras que mires.
Este lugar tiene algo mágico, un sentir especial.