Guille y Cris son el alma de la hostería. Nos cuidaron desde el primer momento, en cada detalle se nota su pasión, excelencia y dedicación.
Estamos felices de haber conocido la hostería - que fue completamente no planeado - y agradecemos como se portaron con nosotros ayudándonos en todo lo que pudieron para que nuestro tiempo en Chalten sea lindo y memorable. Sin duda lo fue.

Los felicito una vez más por como gestionan la hostería, por la buena onda, las ganas de ayudar y las increíbles charlar que pudimos compartir.
Gracias a Pablo ( Hermano de Cris) que se portó de 10 con nosotros, indicándonos como buen guía de montaña la mejor forma de cruzar a Chile y recorrer Paine.

Un fuerte abrazo!

Pablo y Flor

Un hogar de montaña, atendido por sus dueños, cuidadosos de cada detalle. Riquísima comida y habitaciones muy confortables. Todo bajo la inmejorable compañía de Terry, el perro de la hostería, quien termina de completar la sensación de estar en casa . Gracias Cristina y Guille!

Creo que es el mejor alojamiento que he estado en mi vida. El sitio es de cuento, no se puede creer. El emplazamiento es una maravilla. De hecho, por la mañana, cuando empiezan los trekkings, todo el mundo se para ha echarse una foto en la puerta de la hostería aprovechando la vista. El río lo tienes a 20 metros de la puerta. Por la noche, mientras estás cenando, ves por la ventana liebres patagónicas saltando, y por la mañana, mientras desayunas, te comes las tostadas con el Fitz Roy de fondo. El lugar es tranquilísimo (salvo ese ratito entre las 8:30 y las 10:00 donde la gente empieza a andar en el Sendero El Pilar, el resto del tiempo estás tú sólo con el resto de huéspedes en plena naturaleza). La hostería está cuidada hasta el más mínimo detalle. Es súper cálida. Nuestra habitación era estupenda, y teníamos una vista de cuento. Guille es un súper anfitrión. Y la cena y el desayuno son riquísimos. En fin, que no me ha podido gustar más el sitio. No sé si podré volver alguna vez, pero me encantaría.