Yo estuve con mi marido en el 2015, estábamos haciendo un viaje en moto por el sur y fue realmente una suerte y una sorpresa encontrar un lugar tan lindo , con aspecto algo rustico que es lo que nos gusta, la habitación muy grande con una cama extra grande y cómoda además todo bien limpio.
Está muy cerca del centro y parece como si estuvieras en las afueras.
Lo recomiendo totalmente.
Conocemos bastante el sur al que vamos todos los años, hacemos recorridos en moto, trekking de montaña o pesca, todas las actividades las alternamos con lindos hoteles, encontrar lugares especiales no es tan fácil.
Este año estoy volviendo en marzo y no dudamos en la elección.

Nos hospedamos en febrero 2016 con la familia,habíamos estado hospedados por el año 2001 y nos había encantado ,encontramos la misma comodidad en las cabañas,es un lugar tranquilo para descansar,cuenta con un quincho enorme en el cual nos hicimos un asado,el desayuno fue muy bueno y la atención brindada por el personal también! Como critica al lugar diría que al quincho le faltaba limpieza.

Excepto la excelente amabilidad de Matilde, el entorno y el desayuno, las habitaciones están muy mal equipadas. Defectos serios de limpieza, superficies con tierra, televisores antiguos pequeños y distantes, frigobar inexistente en algunas habitaciones, frazadas sucias, bañadera que no drena. Calefacción que no arranca en una noche de 6 grados, pese a la promesa de los encargados; sin medios de pago excepto efectivo. Demasiado