visite la bodega con 7 amigos después de muchos tiempo sin vacacionar, el lugar realmente un espectáculo, realmente exquisito, viajamos desde Rosario a visitar la provincia con muchas expectativas y ganas de disfrutar, felicito a los creadores de semejante lugar, y agradezco la experiencia, pero una situación desagradable hace que todo lo anteriormente mencionado pierda valor.
Fuimos atendidos por una anfitriona con poco tacto que logro que una jornada que parecía insuperable se convirtiera en una momento muy incomodo, al punto de pedir la cuenta y retirarnos. El gusto amargo fue tal que aun habiendo planeado quedarnos y llevarnos vinos a nuestras casa de semejante bodega, nos fuimos, con la sensación de incomodidad y angustia. Solo necesito que quienes inviernes en lugares turísticos de semejante altura, sepan que un empleado con mala predisposición o no entrenada para la atención al publico puede lograr que un lugar como este " de otro mundo" pierda todo su encanto, ojala puedan tomar esta reseña como critica constructiva para seleccionar a su personal a conciencia y llevar a su bodega al mas alto nivel. Esta empleada se llama Estela y ojala nuestra visita la haya hecho recapacitar en cuanto a sus aptitudes en atención al publico en un comercio pensado para el turista .El resto del personal 11 puntos aplausos al parrillero, y al resto del personal, la calidad de su comida y sus vinos, pero sepan señores que la atención y cordialidad hacen que un cliente los recomiende y regrese!

Una bodega en medio de la aridez del valle. Vale la pena desviarse 7 km de la ruta 40, para vivir la experiencia de disfrutar de sus vinos, comidas y excelente atención!
Gracias Estela por hacernos pasar un gran almuerzo! Seguro volveremos!