No es fácil llegar, cómo tampoco es fácil olvidar que uno estuvo ahí. Variedades de sabores de té, de dulces, jaleas y mermeladas. Tortas recién hechas y algún que otro salado. Todo supervisado por Nancy, su propietaria, me regalaron una tarde diferente, en un entorno fértil y amigable.
Todas razones para regresar de tanto en tanto.
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