Visitar La Casita Verde en Malalcahuello ha sido una experiencia inolvidable, llena de calidez y encanto. Desde el momento en que llegamos, fuimos recibidos con los brazos abiertos por sus dueños, Catita y Juanca, quienes se esmeraron en todo momento para que nos sintiéramos como en casa.
Los desayunos y cenas fueron espectaculares, preparados con un cariño y dedicación que se notan en cada plato. Cada comida fue un verdadero deleite, destacándose por su sabor y presentación. Tuvimos la suerte de hospedarnos en la Casita del Hued Hued, un lugar acogedor ubicado junto al río y rodeado de la nieve que había caído días atrás, lo que añadía un toque mágico a nuestro entorno.
Las instalaciones de La Casita Verde son muy cómodas y acogedoras, proporcionando el escenario perfecto para relajarse y disfrutar de la tranquilidad del lugar. Además, tuvimos la fortuna de compartir momentos agradables con otros huéspedes al final del día, conversando, compartiendo datos y disfrutando juntos de una deliciosa cena. Estas interacciones hicieron que nuestra estadía fuera aún más enriquecedora y especial.
Nos comentaron que el otoño en Malalcahuello es especialmente hermoso, con los colores vibrantes de la región. Sin duda, ya estamos planeando nuestra próxima visita para poder experimentar esta maravilla estacional. La Casita Verde no solo nos brindó una estadía cómoda, sino también recuerdos que atesoraremos por siempre.