El hotel está ubicado en el centro de la Lagoa da Conceição, a una cuadra de dos supermercados y varios barcitos copados, el hotel es pequeño pero encantador. Pasamos allí el año nuevo, elegimos la habitación que tiene una pequeña piscina en la terraza, dos tumbonas con sombrilla y una cama pequeña con dosel, un sueño.
La Suite Loft es un dúplex con sala de estar con sillón, TV, mesa comedor y baño en la planta baja y arriba hay otro baño y la cama con salida a la terraza
El hotel era una residencia portuguesa del siglo XIX y conserva el viñedo desde esa época, tiene una decoración elegante y un servicio impecable, el desayuno es personalizado, pero un poco repetitivo, no tiene servicio bufet, te lo llevan a la habitación si lo pedís.
Por ser feriado a lo mejor faltaba personal, pero nos pareció que el personal estaba sobre cargado de tareas, el muchacho que nos hizo el check in, subió las valijas y limpiaba la piscina de la terraza. La señora que limpiaba, servía el desayuno pobre, nos pareció que no daban abasto.
Todo el personal fue encantador con un trato correcto. La noche de año nuevo no hicieron cena ni nada especial, el restaurant cerró y era imposible por el tráfico que había por la zona trasladarse al centro. Nos obsequiaron a los huéspedes una bandeja con frutas la noche de Reveillon.
Es ideal para ir en pareja, no aceptan niños, si buscan alojamiento familiar no elijan este hotel.
Volveremos siempre que podamos y acompañe el bolsillo