Al hotel lo conozco desde siempre ya que nací a 15 km de donde se encuentra ubicado. La última vez que lo visité fue hace 20 años y tenía en mi memoria los increíbles jardines y la magnífica cancha de golf con l cerro champaqui observándolo todo.
Volví a almorzar y fue un almuerzo súper agradable l aire libre con excelente música y una de las mejores lasañas que comí en mi vida.
Ahora bien, me fui con un gusto amargo por la pérdida de ese brillo con el crecí, cada vez que se hablaba de este majestuoso hotel. Tiene su en Anto pero le falta mantenimiento, no puedo hablar del alojamiento por que no estuve ahí pero justamente verlo con este deterioro es lo que me hizo elegir otro hospedaje. Ojal volviera a ser lo que hace 20 años atrás fue.Más
- Wi-Fi gratis
- Estacionamiento gratis