Esperaba un parador con más encanto porque leí que era un viejo convento pero es un edificio moderno. El bar sobre todo no tiene nada acogedor, es como una sala de espera de una oficina.
Tuvimos que cambiar la habitación por que olía mal. En el restaurante pedí un solomillo medio hecho, estaba muy crudo y tenía que pedir que me lo pasaban más. Mi mujer pidió el rape. Que era un plato de 24€ pero solo existía de dos trocitos como una tapa. Menos cantidad que nuestra plato de entrada. Dejo una foto del rape aquí. Pedimos dos copas de vino pero en la cuenta pusieron dos botellas de vino. El circuito de spa es muy limitado. El jacuzzi bien pero la zona de relax es una hamaca incómoda y poco más. La sauna estaba fría con unos 50 grados, debajo de su arco verde en el termómetro. En el bar había poco servicio. El camarero desapareció y estuvimos ratos solos esperando mucho tiempo para pedir y esperando la cuenta.

Son ya 17 los paradores de la red que hemos visitado, y este ha sido uno de los mejores. Desde el primer momento que contactamos con el dpto de recepción para que nos ayudaran con un trámite en la reserva así como con la reserva del restaurante, ya percibimos la profesionalidad y predisposición de su personal para atender al cliente. Con suma amabilidad y paciencia, nos atendieron y les estamos muy agradecidos.
Predisposición y profesionalidad que también tuvo el resto de compañeros del hotel. En el restaurante, cafetería..., un verdadero placer tratar con ellos.
La calidad del restaurante igualmente acorde con el parador. Las habitaciones excelentes (sin ruidos), amplias y cómodas.
Medidas antiCovid muy bien implementadas.
En definitiva; todo ha sido excelente y les deseo lo mejor. Nos han hecho una estancia muy agradable y sin duda repetiremos.
un cordial saludo

Deberían dejar llevar perros más grandes, no me parece justo que unos puedan disfrutar de su mascota y otros no, lo que nos obliga en muchos casos a alojarnos en otro tipo de establecimiento, por lo demás, siempre me ha gustado este parador.