El sitio es excelente, con vistas al mar. Hay que decir que tras la cena te "echan" y no hay mucha posibilidad de sobremesa (es un hotel y piden silencio). La comida es buena, y algunos platos muy buenos, aunque la paella estaba algo subida de sal y resultaba fuerte de sabor. El precio es elevado, quizá un escalón por encima de la calidad.
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