Nada, nada grata nuestra experiencia en El Barco Aparicio. Habíamos ido una vez anteriormente y muy bien, pero en esta ocasión muy mal y, especialmente, por su falta de reacción.
Al ir a la vitrina a ver las viandas que ofrecían me recomiendan el buey de mar porque “estaba muy lleno”. (tiene lógica dadas las fechas de diciembre en las que estamos) Al volver a la mesa vi que lo tenían como sugerencia por 22€ y lo pedimos, entre otro platos. (vino pequeño de tamaño para 22€, pero vale) Qué decepción!!! Completamente vacío y, cuando digo eso es en el literal sentido de la palabra: vacío; sólo caldillo en la cabeza. Nada de carne en su interior.
Me pregunta el camarero que qué tal y se lo comento a lo cual, con cierta ironía, me dice que busque debajo de boca. (Soy un experto en comer marisco y dado que lo llevo comiendo numerosos años he pedido buey multitud de veces; sé dónde buscar la carne en la cabeza. Me sentó mal que me bromeara así dada la experiencia que estaba viviendo por 22€ que nos cobraron)
Digo: bueno, vamos con las patas porque si están buenas... Pues nada; mal también. Sin sabor la primera y única pata que tomé; una de las pinzas.
Lo anterior puede ocurrir pero si el personal de cocina lo abre y ve que está vacío completamente, lo debe advertir para reaccionar y tratar de cumplir con la calidad que se espera ofrecer y no entregar esa representación de buey pequeña, insulsa y vacía de contenido.
Pero ahí no acaba la cosa: como me quedaba con hambre porque lo dejé prácticamente entero, pedimos unas gambas. Nos ofrecieron la opción de que fueran mixtas (rojas y blancas) y nos pareció buena sugerencia. Dijimos que trajeran una ración advirtiendo que no estuvieran muy hechas; que saliera jugo de la cabeza. Pues nada; ni caso. Las rojas bien, pero las blancas, que eran pequeñas, estaban pasadas de punto, es decir, secas. (Tenía toda la pinta de que las habían puesto a la vez que las rojas que eran más gruesas y de que aguantaron en la plancha las blancas hasta que estuvieron en su punto las rojas, por lo que se pasaron. De esto ya no dijimos nada.
Nos sentimos engañados y con una desagradable experiencia que nos invita a no volver en la vida.