La ubicación del hotel es excelente: al lado del Lincoln Center, muy cerca de Central Park, el subway y al lado de un Starbucks.
El personal del front desk era poco amable e incluso desagradable a veces.
Las habitaciones eran extremadamente oscuras; tenía que alumbrar con mi celular para encontrar mis cosas. El aire acondicionado viejo y ruidoso, por lo que la pieza nunca estaba a una temperatura agradable cuando llegábamos.
El personal de aseo -las mucamas- eran atentas y hacían un muy buen trabajo.
El hotel nos hizo cobros en la tarjeta de crédito que no pudieron explicar a qué correspondían y después nos costó que los devolvieran.
Al final lo único rescatable del hotel es la ubicación.