Lo único verdaderamente rescatable de este hotel es su ubicación, muy cerca de Central Park y a escasos metros de la estación de metro. También diría que el personal de recepción lo intenta, hace un esfuerzo extraordinario por tratar de cubrir los problemas que genera un deficiente mantenimiento y la decepción que se experimenta al pagar una tarifa excesiva para el tamaño y estado del cuarto y para los servicios que se le proporcionan al cliente.
El verdaderamente DIMINUTO baño de nuestra habitación no contaba con agua caliente, tuvimos que bañarnos con agua fría para no perder un tour que ya teníamos pagado ese día, dimos aviso a recepción y prometieron arreglarlo. Por la noche, efectivamente el agua caliente salía, pero salpicaba todos los rincones del baño y no habían hecho la habitación. Nos cambiaron de cuarto. Al siguiente día, nuevamente nos encontramos con una habitación que no habían limpiado para las 4 pm. Se atascó la puerta del baño, los muebles viejos y descuidados. Te reciben con un "pase a recepción por botellas de agua cuantas veces quiera" y en las noches la excusa es "aún no me las han resurtido". MAL MAL MAL. Cero recomendable.