El hotel está muy bien ubicado, las habitaciones son chicas pero cómodas, y súper equipadas, el baño muy lindo y la limpieza muy buena también.
Por la mañana en el lobby ofrecen café, té, agua… cosa que valore mucho ya que podía tomar un café tranquila en la habitación antes de salir.
Las personas que atienden son amables y siempre tratan de ayudarte, salvo alguna que otra persona que quizás no te tiene paciencia con el idioma, pero todo muy bien. Para destacar la atención de Mohamed, súper amable y trata no solo de ayudarte sino que con una sonrisa y amabilidad.
Cuando vuelva a Nueva York seguramente me hospede allí nuevamente.