Estuvimos 2 noches en una de las habitaciones de este Hostal en donde lo primero a destacar es el trato atento, educado y detalloso tanto de María del Mar, como de su marido y de los chicos jóvenes que también te atienden. Uno de ellos nos acompañó hasta la habitación y se aseguró que todo estuviera a nuestro gusto antes de marcharse. La cama y almohada muy cómodas, la bañera un lujo, los dos sofás para estar sentado cómodamente muy cómodos también. En los pasillos de acceso hay unas terrazas con mesas y sillas para poder admirar las magníficas vistas del pueblo y el barranco del Poqueira. La calefacción funcionó perfectamente con un sistema muy eficaz a base de calentar durante dos horas la habitación para luego parar esa continuidad y calentar durante unos minutos cada tanto tiempo durante toda la noche. Resultado muy bueno. Por capricho compramos un saco de leña por 10 euros y ellos mismos vinieron y nos la encendieron aunque he de reconocer que ya sobraba calor, Pero fue una gozada, después de cenar, disfrutar de ella sentados en los sofás al calor de la llama mientras leíamos un buen libro. Desayunamos café o leche con cacao y tostadas también muy ricas y cenamos unas de las noche y almorzamos uno de los días disfrutando una cocina casera exquisita. La sopa alpujarreña, la ensalada de la casa, las pechugas rellenas de gambas en salsa roquefort, la tarta de la abuela o la portuguesa, el revuelto de espinacas, la sopa de ajo o la morcilla fueron algunos de los platos que María de Mar nos ofreció resultando todo muy bueno. El precio tanto de la habitación como de las comidas muy asequibles. Volveremos sin duda.