Una escapada de fin de semana se convirtió en un afán recaudatorio continuo por parte del hotel, llegamos el viernes a las 21:00 y dejamos el coche en el parking, pagamos dos dias de parking y nos dijeron que El domingo debiamos sacar el coche antes de las 15:00h el mismo domingo por la mañan, y que si queriamos dejarlo se nos cobraría media día adicional. Tuvimos que pagar 11€ por dos horas de parking para no tener que volvernos a media mañana de esquiar.
Habitaciones algo sucias para el precio del hotel, mesa de la terraza rota, baño con pelos de anteriores huéspedes.
Sin duda no repetiremos en este hotel, mas que un cliente y un huésped te tratan como a un moroso.

Pasamos tres magníficos días de esquí y familia despidiendo el año. El hotel tiene una ubicación magnífica, unas buenas instalaciones, las habitaciones aunque justas para dos niños que no paran son suficientes para descansar y estar cómodo.
El personal es muy amable, sobretodo en el comedor que han sido súper atentos con los niños. La relación calidad precio me parece buena, en nuestro caso incluía desayuno y cena. Las comidas muy ricas, y la cena de nochebuena muy bien.
¡Repetiremos seguro!

La entrada y la recepción es una delicia para los amantes de lo “kitsch”. Las zonas comunes y las habitaciones están necesitadas de una renovación que a tenor de los precios que te cobran por ellas no creo que sea por falta de presupuesto que no lo hayan hecho ya.

El desayuno aunque tiene un personal muy atento y cercano es bastante por debajo del standard que se le presume al hotel en cuanto a calidad y variedad del buffet. Como apunte entre otras cosas, el zumo de naranja no es natural sino de maquina y no se encuentran botellas de agua mineral por ningún lado.

El aparcamiento del hotel es bastante estrecho imposibilitando así una maniobra como y en algunos casos, una persona gruesa como yo no sale con facilidad del vehículo por la cercanía de otros vehículos o las paredes.