Hemos pasado un fin de semana con amigos en este hotel. El enclave es fantástico y las vistas, aun sin nieve, son inmejorables. Sin embargo, el hotel deja mucho que desear. Le hace falta una reforma total, no solo a nivel interno, si no en cuanto a limpieza. Los suelos tenían un dedo de mugre constante. Los niños anduvieron descalzos un rato y parecía que los hubiésemos sacado de Somalia, tanto dentro del hotel, como en las habitaciones. En ellas, las cortinas están rotas y la del baño necesita un análisis bacteriológico total.
Es una pena porque el sitio es ideal, pero deberían hacer reformas para el bienestar del viajero.