El personal es muy agradable y muy atento.
El buffet del desayuno está bien. El café lo preparan en la barra para que nos pongamos la leche nosotros y está muy bueno. Además, las vistas están muy bien.
Las tostadas también las preparan en la cocina en el momento, no es el típico tostador que da vueltas.
Nuestra habitación era sencilla, sin ningún tipo de decoración. Supongo que las exteriores no la necesitan porque tienen unas vistas preciosas, pero la nuestra era interior y la ventana daba a un murete.
Las paredes de nuestra habitación eran blancas, algo que me parece un poco arriesgado para un hotel porque se manchan bastante, pero en este caso he de decir que la habitación estaba impecable.
Tenía una mesa, lo que nos vino de perlas para poder trabajar un poco.
La calefacción estaba bastante alta, por lo que por la noche llegamos a pasar calor, pero si abres la puerta del baño (que es bastante espacioso) se compensa un poco la temperatura.
Lo que nos resultó más incómodo fue la cama. Era de matrimonio, como pedimos (repito que el personal es muy amable y muy atento), pero el somier hacía mucho ruido.
Tiene guardaskis, pero también te dejan guardar el material en la habitación.
Se puede aparcar bien. Hay un telesilla a unos 600 metros y una parada de autobús a unos 50 metros, por lo que el hotel está bien comunicado.
Otro detalle es que tiene recepción 24 horas; si llamas para decir que llegarás tarde están atentos.