Sobre todo me gustaría destacar el tema de las cenas, no se puede poner ninguna pega, todo exquisito incluso los vinos, un poco caros, pero deliciosos. Poder desayunar y cenar en la playa no tiene precio. Las habitaciones muy amplias, súper limpias, el chico que venía todos los días muy bien. Por poner alguna pega, un poco alejado de la civilización, pero un paseito en bici o andando por la playa y listo. Ahhh, de wifi gratis nada