El sitio es un bar de gasolinera, literal.
Hace unos años el sitio estaba muy bien para un almuerzo de domingo, ese desayuno "extra" de los fines de semana, un aperitivo rápido de camino a casa...
Incluso un par de veces nos atrevimos a comer allí. todo correcto.
En estos dos últimos años creo, el sitio ha ido a menos, dejamos de ir.
Pasamos por allí mucho y parábamos mucho, pero llevábamos eso, casi dos años sin ir.
Nos habían llegado rumores de que había cambiado la gerencia. es más, repostamos siempre allí, pero no entramos... hasta que el domingo decidimos entrar para ver si había algún cambio.
DESASTRE. Una camarera sin experiencia con pinta de hija del jefe, incapaz de retener cafés y tostadas para 3 personas y tener que apuntarlo.
Raciones ridículas a precios de centro de ciudad. Lentas.
Eso sí, a los parroquianos de siempre que se nota que conocían, a estos servicio rápido.
Es una pena porque el sitio está en buena ubicación, tiene parking, la barra es grande, está todo limpio, es un sitio perfecto para triunfar, pero si pones gente poco profesional, las cosas no salen.
Nosotros no volveremos a parar en algunos años.