Integrado entre un paisaje de mar y un pueblo bellísimo se encuentra Dimora Don Ferrante.
Una estética sumamente cuidada lo caracteriza.
Los tonos blancos y pasteles en su arquitectura armonizan brindando una sensación de permanente bienestar.
La habitación impecable.
Mobiliarios, blanqueria, fragancias ambientales, cosmética de tocador, detalles no menores a la hora de disfrutar del descanso.
El desayuno, servido de maravillas, frutas de estación, variedad de fiambres, y con un puntaje de 10 puntos, la pastelería. Brioches y pasteles tibios recién horneados.
El plantel del personal, jóvenes gentiles y serviciales.
La Dimora Don Ferrante fue para nosotros un gusto, por lo exquisito.
Un placer estar ahí.