Me alojé allí en mi última noche en Sicilia, el septiembre pasado. Antes de llegar, ya me había sorprendido gratamente la disposición de Giovanni, el dueño, a ayudarme: me propuso venir a buscarme a la parada de autobuses y acompañarme él mismo hasta el hotel. El lugar es precioso: las habitaciones, están dispuestas alrededor de un jardín de frutales en el que se hacía el desayuno (en invierno se hace en un salón impresionante del interior, decorado con pinturas, espejos, muebles históricos) y del que se podía disfrutar en cualquier momento del día. La relación calidad-precio es insuperable: el desayuno abundante, con pastelería casera, fruta fresca, etc, el hotel céntrico (aunque hay que caminar unos minutos desde la parada de autobuses), la habitación amplia, bien acondicionada, un gran baño... Y sobre todo el trato del Giovanni es lo que hace la diferencia: se toma todo el tiempo necesario para hacer recomendaciones e indicaciones, enseñar a los clientes su propia casa, un palacio anejo a las habitaciones, decorado con muebles de época y recuerdos de la familia..., y todo con la mejor de las sonrisas. Lo recomendaría a cualquier viajero, que viaje solo, en pareja, en familia... no creo que defraude sus expectativas. Y si vuelvo a Noto, estoy segura de que volveré a alojarme allí.