Al llegar nos alojaron en otro edificio a 200 metros del hotel, con escaleras incómodas donde nadie te ayuda con el equipaje, y tremendamente ruidoso. Para desayunar había que ir al edificio original. El parking nos lo cobraron 15 euros. Como no habíamos llevado la tarjeta de crédito con que habíamos reservado, hubo que volver a pagar y ellos luego nos lo reintegraron con otro trámite bancario. Muy confuso. No incluía sombrilla y reposeras en la playa. Eso sí: bien ubicado, justo enfrente de la playa. Pero no lo recomiendo.