Llegamos a Ascochinga aproximadamente a las 15 horas, nos alojamos y comenzamos a recorrer el hotel y sacar fotos. Habíamos salido de Buenos Aires, muy temprano en la mañana, para no tener que apurarnos y disfrutar el viaje, deteniéndonos donde nos gustara sin prisa, pero a esa hora ya estábamos bastante hambrientos y si bien era el momento adecuado para una merienda teníamos ganas de tomar algo más consistente. Nos habían recomendado Puesto Roca a una pequeña distancia del hotel y del Automóvil Club de Ascochinga, afirmándonos que allí podríamos almorzar a pesar de la hora y hacia allí nos dirigimos. La primera impresión fue impecable, todo muy prolijo y un parque arbolado con una terracita techada muy linda, afuera hay parrilla y horno de barro. Pero decidimos entrar y darnos una pausa y un momento más relajado; además a pesar de ser agosto el sol era intenso y luego de la caminata exploratoria del hotel y la zona deseábamos descansar más cómodamente. Al entrar, notamos que el local está estupendamente ambientado, con profusión de madera, piedra y colores cálidos; con una barra muy linda y al parecer cómoda. Rápidamente nos atendió el dueño (el lugar está muy bien atendido por una familia), no creándonos problemas por el horario y nos ofreció comer empanadas y carne, aunque si preferíamos podíamos consumir pastas o una minuta. Elegimos las riquísimas empanadas para la espera y luego bife de chorizo con papas fritas y una excelente ensalada de remolacha, zanahoria rallada y huevo duro. La carne era de excelente calidad, fresca y en el punto exacto de cocción, al igual que las crocantes papitas. Todo esto fue acompañado por un rico Amabile de la Bodega La Caroyense (de la zona). La asistencia fue cuidadosa y hospitalaria en todos los detalles. No acostumbramos a comer postre, pero hicimos una excepción: había dulces caseros de higos con nuez y de mamón (que hacía mucho tiempo no comíamos). Es todo muy prolijo y aseado, los baños son impecables. El precio resultó más que razonable, el servicio fue esmerado y el lugar tan acogedor que nos invitó a permanecer un largo rato, conversando y planeando las actividades y paseos de los próximos días.