Este es uno de aquellos lugares especiales que tendrás que ir, sí o sí.
Imagináte la comida portuguesa totalmente reinterpretada, pero con todo aquel sabor tan característico y único. Si te lo consigues (casi) imaginar, sabrás más o menos de que va 'Ferrugem'.
Te ponen en la mesa una espléndida mantequilla de aceite de oliva para tomar con pan de la zona, buenísimo. Luego, si es como nosotros y te dejas aconsejar, creo que sales ganado. Así ha sido con nosotros de las dos veces que fuimos.
Como pré-entrante, el Chef Renato nos delició con un 'caldo verde' y 'broa' de maíz con un poco de aceite de oliva y una pequeña tostada al horno.
Cómo entrante, nos sorprendió con un “Bacalao con todos”, espectacularmente presentado y de un sabor difícil de describir.
El plato de pescado consistía en una 'caldeirada' y en seguida llegó el plato de carne. En general no como carnes rojas, pero a veces abro una excepción. Rabo de buey, acompañado de alubias y pure de garbanzos (creo), que estaba maravilloso.
Tampoco suelo tomar postre por la noche, pero es que estaba en 'Ferrugem'... Para mí, un 'pudim Abade de Priscos', especie de flan dulce muy tradicional de la región del Miño, presentado en forma de mousse,y servido en vaso de hielo. Divino!
Platos elegidos: todos. Aquí hay que disfrutar de una degustación de momentos. Puedes elegir entre 4 ó 6 momentos, creo que por 33€ ó bien 45€.
Tipo de visita: familiar ó en pareja. Si vas con un grupo de amigos llámeles antes y te prepararán una experiencia inolvidable.
Servicio: atento y amable
Espacio: el restaurante es un estábulo recuperado, con techos altos. Muy acogedor.
Se nota que a Dalila y Renato, los dueños, les gusta recibir. Son de estas personas que se dejan querer y que hacen con que vuelvas.
Por cierto, 'Ferrugem' significa 'herrumbre' en castellano y 'ferruxe' en gallego.