Estuvimos 4 días en este hotel para cumplir con el aislamiento post viaje.
Es una casona antigua, a pocos metros de la catedral de San Isidro, con muchos espacios comunes abiertos en los que podíamos estar durante el día. A nosotros nos asignaron una cabañita, que ellos llaman casita. Era muy amplia, pero el mobiliario y la decoración no están para nada a la altura de las habitaciones que se ven en las fotos de la página web.
El servicio y la atención son espectaculares y el desayuno es super fresco, completo y rico. Al estar sin salir durante 4 días nos ofrecieron la posibilidad de recibir deliveries de afuera . Nosotros tomamos las comidas del hotel que se ofrecían en una carta amplia y variada. Todo era una delicia y los precios razonables.
El wifi funciona muy bien.